Pedro Calderón de la Barca (Madrid,
1600-id., 1681) Dramaturgo español. Educado en un colegio jesuita de Madrid,
estudió en las universidades de Alcalá y Salamanca. En 1620 abandonó los
estudios religiosos y tres años más tarde se dio a conocer como dramaturgo con
su primera comedia, Amor, honor y poder. Como todo joven instruido de su época, viajó por
Italia y Flandes y, desde 1625, proveyó a la corte de un extenso repertorio
dramático entre el que figuran sus mejores obras. Tras granjearse un sólido
prestigio en el Palacio Real, en 1635 escribió El mayor encanto, el amor, para la inauguración del teatro del palacio del Buen
Retiro.
Calderón de la Barca
Nombrado caballero de la Orden de
Santiago por el rey, se distinguió como soldado en el sitio de Fuenterrabía
(1638) y en la guerra de Cataluña (1640). Ordenado sacerdote en 1651, poco
tiempo después fue nombrado capellán de Reyes Nuevos de Toledo. Por entonces ya
era el dramaturgo de más éxito de la corte. En 1663, el rey lo designó capellán
de honor, por lo que se trasladó definitivamente a Madrid.
Según el recuento que él mismo hizo el
año de su muerte, su producción consta de ciento diez comedias y ochenta autos
sacramentales, loas, entremeses y otras obras menores. Como todo coetáneo suyo,
Calderón no podía por menos que partir de las pautas dramáticas establecidas
por Lope de Vega. Pero su obra, ya plenamente barroca, tal vez alcance mayor
grado de perfección técnica y formal que la de Lope. De estilo más sobrio,
Calderón pone en juego menor número de personajes y los centra en torno al
protagonista, de manera que la obra tiene un centro de gravedad claro, un eje
en torno al cual giran todos los elementos secundarios, lo que refuerza la
intensidad dramática.
A. Valbuena ha señalado que en su estilo
cabe distinguir dos registros. El primero consiste en reordenar y condensar lo
que en Lope aparece de manera difusa y caótica y en estilizar las notas de su
realismo costumbrista. Así, reelabora temas originales de Lope en varias de sus
obras maestras.
En
ellas aparece una rica galería de personajes representativos de su tiempo y de
su condición social, todos los cuales tienen en común un tema del siglo: el
honor, el patrimonio del alma enfrentado a la justicia de los hombres, caso
de El alcalde de Zalamea, o las pasiones amorosas que ciegan el alma, cuestión
que aborda en El mayor monstruo, los celos o en El
médico de su honra.
Pero
no es ése, desde luego, el principal motivo de su obra. En su segundo registro,
el dramaturgo inventa, más allá del repertorio caballeresco, una forma
poético-simbólica desconocida antes de él y que configura un teatro
esencialmente lírico, cuyos personajes se elevan hacia lo simbólico y lo
espiritual. Calderón destaca sobre todo como creador de esos personajes
barrocos, íntimamente desequilibrados por una pasión trágica, que aparecen
en El mágico prodigioso o La
devoción de la cruz. Su personaje más universal es el
desgarrado Segismundo de La vida
es sueño, considerada como la cumbre del teatro
calderoniano.
Esta obra, paradigma del género de
comedias filosóficas, recoge y dramatiza las cuestiones más trascendentales de
su época: el poder de la voluntad frente al destino, el escepticismo ante las
apariencias sensibles, la precariedad de la existencia, considerada como un
simple sueño y, en fin, la consoladora idea de que, incluso en sueños, se puede
todavía hacer el bien.
En este segundo
registro, lleva a su perfección el llamado auto sacramental, pieza alegórica en un acto de tema eucarístico destinada a representarse el día del Corpus. Por mencionar sólo
algunos, citaremos El gran teatro del mundo o La
cena del rey Baltasar.
Con él adquirieron así mismo especial
relevancia la escenografía -lo que él llamaba «maneras de apariencia»- y la
música. La carpintería teatral se convirtió en un elemento clave en la
composición de sus obras y el concepto de escena se vio revalorizado de una
manera general, en la línea del teatro barroco. En cuanto a su lenguaje, se
puede considerar que es la culminación teatral del culteranismo. Su riqueza
expresiva y sus complejas metáforas provienen de un cierto conceptismo
intelectual, acorde con el temperamento meditabundo propio de sus personajes de
ficción.
Citamos aquí las obras mayores
principales:
1623. Amor, honor y poder. Drama
1627. La cisma de Inglaterra. Drama
1629. Casa con dos puertas, mala es de guardar. Comedia.
1629. La dama duende. Comedia.
1629. El príncipe constante. Drama.
1632. La banda y la flor. Drama.
1634. La devoción de la cruz. Drama.
1636. A secreto agravio, secreta venganza. Drama.
1636. La vida es sueño. Drama.
1637. El mágico prodigioso. Drama.
1637. El mayor monstruo del mundo. Drama.
1637. El médico de su honra. Drama.
1640. Los dos amantes del cielo. Drama.
1650. El pintor de su deshonra. Drama.
1651. El alcalde de Zalamea. Drama.
1653. La hija del aire. Drama.
1657. Guárdate del agua mansa. Comedia.
1661. Eco y Narciso. Drama.
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