domingo, 6 de marzo de 2016

ACTIVIDAD FINAL




           El teatro constituye uno de los géneros más sobresalientes de la literatura española del Siglo de Oro porque fue el que tuvo una mayor proyección social.
El teatro en España experimentó su auge en el siglo XVII, durante el ya famoso Siglo de Oro Español, el siglo del Barroco, de Francisco de Quevedo, de los duelos, del Quijote; y por supuesto, de Lope de Vega, y de Calderón de la Barca.

Nos podemos dar cuenta de que el teatro jugó un papel muy importante en ese siglo, pues grandes autores fueron reconocidos a lo largo del país, y muchos otros fueron surgiendo. Y por otra parte, dichos autores, al ver que iban ganando fama, que sus obras se iban transformando en grandes éxitos al ponerse en escena, que el público pedía cada vez mas y mas; se motivaban para crear muchas otras, enriqueciendo así, la literatura española y por ende, su cultura.

Este teatro todavía sigue vigente hoy en día, ya que aún se hacen representaciones de estos teatros.

Con esta actividad he aprendido a crear un blog y sobre todo he aprendido muchas cosas sobre Calderón de la Barca y Lope de Vega. Me ha parecido un trabajo entretenido ya que me ha ayudado a entender de manera más concreta ciertos aspectos de cómo funcionaba el teatro en el Barroco y su sociedad.


REPRESENTACIONES TEATRALES

ACTIVIDAD 7



CENTRO NACIONAL DE TEATRO CLASICO
EL ALCALDE DE ZALAMEA

 



AUTOR:   Calderón de la Barca
AÑO DE REPRESENTACIÓN:   2000
MÚSICA:   Óscar Roig
ASESORA DE VERSO:   Mª Jesús Valdés
COREOGRAFÍA DE ARMAS:   Jaume García
VESTUARIO:   Mercè Paloma
ILUMINACIÓN:   Quico Gutiérrez
ESCENOGRAFÍA:   José Manuel Castanheira
DIRECCIÓN:   Sergi Belbel

REPARTO
Reparto* (Por orden de intervención):
El Rey Felipe II: Raúl Pazos
Don Lope de Figueroa: Jordi Dauder
“La Chispa”-Mujer de Rebolledo: Clara Segura                                              
 Pedro Crespo – El Alcalde: Roberto Quintana         
Juan – Hijo de Pedro Crespo: Fermí Casado                                            
Isabel – Hija de Pedro Crespo: Carmen del Valle                                             
Inés –Prima de Isabel: Mónica Aybar
Don Mendo: José Luis Santos       
Nuño: Camilo Rodríguez
Escribano/ figurante: Manel Veiga                                                         

Figurante: Pere Ventura                                                                              
Figurante: Isaac Alcaide
Figurante: Óscar Moles Rodríguez                                                             
Figurante: Marc Elías Navarro                                                                
Figurante: Joan Artes Puy
Figurante: Néstor Busquets

* El reparto corresponde al estreno en la sala Gran del Teatre nacional de Catalunya (septiembre de 2000)
Coproducción con el Teatre Nacional de Catalunya

CENTRO NACIONAL DE TEATRO CLASICO
 EL ALCALDE DE ZALAMEA

AUTOR:   Calderón de la Barca
AÑO DE REPRESENTACIÓN:   2010
ESPACIO SONORO:   Eduardo Vasco
ASESOR DE VERSO:   Vicente Fuentes
ILUMINACIÓN:   Miguel Ángel Camacho
SELECCIÓN DE VESTUARIO:   Lorenzo Caprile
ESCENOGRAFÍA:   Carolina González
VERSIÓN Y DIRECCIÓN:   Eduardo Vasco

REPARTO

Rebolledo: David Lorente,

Soldado / Escribano: Diego Toucedo,
Soldado: David Lázaro,
La Chispa: Pepa Pedroche,
Capitán don Álvaro de Ataide: Ernesto Arias,
Sargento: Pedro Almagro,
Don Mendo: Miguel Cubero,
Nuño: Alejandro Saa,
Pedro Crespo: Joaquín Notario,
Juan, hijo de Pedro Crespo: David Boceta,
Isabel, hija de Pedro Crespo: Eva Ruf,
Inés: Isabel Rodes,                                                                                            
Don Lope de Figueroa: José Luis Santos,                                                 
Soldado / Rey Felipe II: Alberto Gómez,                                                  
Soldado/ Labrador: José Juan Rodríguez,                                           
Percusión/ Villano/ Soldado: Eduardo Aguirre de Cárcer;,                           
Viola de gamba: Alba Fresno
Idiomas: Bienvenido, Welcome, Benvinguts, Ongi etorri, Benvidos.
*Reparto correspondiente a su estreno en el Festival de Teatro Clásico de Almagro en julio de 2010
                        





MONÓLOGO DE ISABEL

ACTIVIDAD 6


El tema en esta obra es la honra, pero el tema representado en el monólogo es la perdida del honor y de la honra de Isabel tras la situación vivida en la que es secuestrada y violada por don Álvaro a su llegada a Zalamea.

Este monólogo trata sobre las lamentaciones de Isabel ante lo que ha pasado. Ella se siente avergonzada y no quiere que amanezca para que su padre no se entere. No sabe que será mejor, si volver a casa o no volver y piensa que ojalá su hermano la hubiera matado.
También podría interpretarse como el odio y el rencor que tiene Isabel hacía su padre; debido a que Pedro Crespo le había ofrecido a don Álvaro un matrimonio con su hija (tras ser violada y secuestrada) para intentar solucionar y mejorar la situación de crisis que rodeaba a la familia de Isabel, por lo que esta huye de casa ya que se siente traicionada por su propio padre tras la posición tomada por su padre para afrontar la crisis y que mediante esa postura de su padre la principal perjudicada es ella que se siente frustrada, traicionada, sin saber donde ir y con una perdida de honor y honra sobre su persona muy grande.
















Se trata de un romance donde los versos de este fragmento son octosílabos, con rima asonante en los pares.














Este fragmento es muy importante y de mucha relevancia durante la obra ya que esta  gira en torno a él y a sus consecuencias a largo y corto plazo.

HONOR Y HONRA

ACTIVIDAD 5


        A pesar de ser conceptos diferentes, los términos honor y honra suelen emplearse indistintamente o confundirse; un deslinde de ambos términos, realizado en su momento por Ramón Menéndez Pidal (1940: 155-6), aclara que honor es loor, reverencia o consideración que el hombre gana por su virtud o buenos hechos. La honra, por su parte, aunque se gana con actos propios, depende de actos ajenos, de la estimación y fama que otorgan los demás. Así es que se pierde igualmente por actos ajenos, cuando cualquiera retira su consideración y respeto a otro; una bofetada, un mentís, deshonran si no se vengan. Así, mientras que la honra se equipara a la vida, la deshonra se iguala con la muerte (y sólo la muerte del ofensor puede paliarla.)


El honor, según Américo Castro (1916), formaba parte del corpus de valores incuestionables que caracterizaban el espíritu de una época. El autor analiza, para la España del Siglo de Oro, las diferencias entre el honor -ideal y objetivo, con una existencia propia más allá de la experiencia individual-, y la proyección de ese ideal en la vida de cada individuo -la honra-, siempre vinculada a una persona particular.


Para Gustavo Correa (1958), por su parte, la honra -“signo polarizador de proyecciones culturales”- se manifiesta en un doble plano, ajustado a la estructuración de la sociedad. Los conceptos de honor y honra se corresponden con lo que él llama honra vertical y honra horizontal: la primera -que implicaba una estratificación de la sociedad, que en el siglo XVII continuaba básicamente la medieval-, es la inherente a la posición del individuo en la escala social, y que existe en virtud de su nacimiento; la segunda, en tanto, referida a las complejas relaciones entre los miembros de la comunidad, es la fama o reputación, que descansa en la opinión de los demás.




Durante el siglo XVII se consolidó en Castilla un esquema social fuertemente estamental, en el que cada estamento se regía por estrictas normas de comportamiento, por todos aceptadas. Si bien el sentido de pertenencia y la necesidad de aceptación por parte del grupo se desarrollaron con mayor fuerza entre las clases superiores, su sistema de valores irradió hacia todos los niveles de la jerarquía social; así, aquellos miembros de la sociedad que reunieran las condiciones de pureza de sangre y riqueza, además de nobleza, eran considerados hombres honrados.

El comportamiento del noble debía regirse por una serie de deberes de cumplimiento riguroso, entre los cuales figuraba el de velar por el reconocimiento de su condición por parte del resto de la comunidad. El honor y la honra pública funcionaban así como elementos integradores del sistema social; partiendo desde el núcleo familiar se extendían hacia los diversos ámbitos en que se articulaba la sociedad. En ella, todo hombre digno se sentía depositario y guardián del honor social, un valor superior que animaba la existencia entera de la colectividad.

En este particular marco, el teatro barroco otorgó al honor conyugal un carácter fundamental; multitud de piezas de la época analizan con extrema sutileza complicados casos de honra, en los que quedan implicados maridos, padres, hermanos, esposas e hijas de diversa fortuna y condición.

El código de comportamiento era particularmente riguroso en los casos en que el honor conyugal se encontraba amenazado: el esposo de la comedia estaba obligado –más allá de sus sentimientos personales-, a vengar de manera rápida, deliberada y secreta la afrenta sufrida, se hubiera ésta consumado o no. La solución más frecuente era la de la muerte de la esposa infiel y del hombre ofensor.


Lope de Vega fue el primer dramaturgo que puso en escena a un villano tomando venganza por una afrenta inferida a su honor. El autor insiste así en el carácter colectivo del tema del honor, más allá de su pertenencia estamental.


En el llamado Siglo de Oro, la honra se convirtió en un objeto de la opinión pública, algo que se podía atacar y destruir. En este sentido, según afirma Juan Carlos Del Ama (2007), la presión de la honra favoreció el conformismo, y provocó, en aquellos individuos contenidos todavía en la trama del orden social, un efecto de integración. En cambio, para aquellos ya no contenidos -a pesar de la miseria ligada al modo de vida picaresco-, la privación de la honra pudo significar una liberación, al no tener que hacer pender su existencia de los juicios de los demás.


Jane Money (2007), por su parte, considera que en el siglo XVII -en el que el teatro nacional había otorgado un carácter fundamental al honor conyugal-, el honor de la mujer era medido bajo un doble estándar: el hombre quería, por una parte, que la mujer mantuviera su integridad virginal; más, al mismo tiempo, empleaba casi cualquier medio para quitársela, apelando hasta a engañosas ofertas de matrimonio, que generalmente no estaba dispuesto a cumplir. La mujer agraviada, por su parte, habitualmente imposibilitada de vengarse por sus propios medios, debía recurrir a un allegado masculino que hiciera suya la afrenta. Cuando esto no era posible, su único recurso consistía en vestir de varón y salir en busca del ofensor para reclamar sus derechos; de allí la inquietante frecuencia de mujeres trasvestidas en las obras del siglo XVII. Así también una doble moral se aplicaba al castigo de las transgresiones, mucho más leves para los hombres que para las mujeres. De allí que la autora considere que el código de honor bajo el cual se regía la sociedad de la época había llegado a un alto grado de corrupción.




Observamos así que la sociedad española, a lo largo de los siglos, gravitó entre la concepción intrínseca y personal del sentimiento del honor -tomado como un sentimiento interno e individual que impulsaba al hombre a guiarse por principios morales por todos reconocidos-, y la honra exterior, dependiente de una especie de tribunal de la reputación, el de la aprobación de los demás.




LOPE DE VEGA

ACTIVIDAD 4


AUTOR




Félix Lope de Vega y Carpio (Madrid, 1562- id, 1635), fue uno de los principales exponentes del Siglo de Oro del teatro español.

COMEDIA NUEVA

       Lope de Vega crea el teatro nacional español. Fija en una fórmula todos los elementos dispares del periodo anterior.  En esta fórmula comprende todo el sentido popular del teatro, es decir, el sentido tradicional y épico de este. De esta manera lo que pretende es agradar al público. Lope comprende en esta fórmula todos esos aspectos, porque el teatro español, en ese momento no posee seguidores cultos, es decir, que todas las clases sociales acuden como tal. Y como el público del momento, es un público intuitivo y popular, Lope intenta escribir obras teatrales de su agrado y comprensión.  Por ese motivo las obras de Lope son mayoritariamente leyendas e historias, a las cuales Lope añade una trama amorosa, para así hacerlas más interesantes y que sean capaces de despertar este interés en el público.

El teatro de Lope de Vega, no es un teatro de un solo protagonista, sino que puede haber muchos personajes salientes que representan a colectivos completos.

Lope de Vega defendía la libertad en la elección de temas, y su teatro presenta una temática variada: religiosa, histórico-legendaria, de amor y enredo..., pero el autor opinaba que los temas que más conmovían al público eran los conflictos de honra y honor.


APORTACIONES MÁS IMPORTANTES


       Lope expuso su forma de hacer teatro en el “Arte nuevo de hacer comedias”, de 1609, donde señala que mezcla elementos del drama anterior con abundantes innovaciones. Lope era consciente de que su teatro tenía como objetivo gustar al público. Esta nueva norma quedó fijada como norma de todo teatro del siglo XVII. La renovación se basa en la ruptura con las normas clásicas:

·     Rechazo de las tres unidades. Según Aristóteles y los renacentistas, la obra dramática debía reflejar las unidades de lugar, tiempo y acción; esto es, tenía que desarrollarse en único espacio/decorado, en un tiempo máximo de un día, debía exponer un único conflicto o tema. Lope hace todos los cambios que considera que son del gusto del público. Así, respecto al lugar introduce numerosos escenarios que aportan dinamismo y vistosidad al espectáculo; en cuanto al tiempo, Lope lo alarga todo lo que le conviene. La unidad de acción es la más respetada por Lope aunque, en general, junto a la acción principal, establece una secundaria que le sirve de contraste.

·     La obra se representa en tres actos, en lugar de los cinco actos de la literatura clásica. A grandes rasgos, los actos corresponden a la exposición, nudo y desenlace del argumento, aunque aconseja que hasta la mitad del tercer acto nadie pueda prever el final.

·     Mezcla lo trágico y lo cómico. Frente a la tajante división clásica, que imponía tonos absolutamente diferenciados a la tragedia y la comedia, en el teatro de Lope se mezclan tonos y ambientes diferentes.

·     Uso de diferentes tipos de versos, o sea, polimetría. La obra está exclusivamente escrita en verso; predomina en ella el octosílabo, si bien hay una muestra abundantísima de otros metros. En general, el tipo de verso se adapta con enorme habilidad a la situación.

·     El decoro es la adecuación entre el personaje y su forma de hablar. Cada personaje debe usar un lenguaje que lo caracterice, y que dé verosimilitud y variedad a la obra.

·     La figura del gracioso o del donaire. Es un personaje que proviene de la evolución y profundización del bobo de Lope de Rueda, y a veces alcanza bastante complejidad.

·       Intercalación de elementos líricos: introducción de canciones y bailes que animan y dan colorido y vistosidad al espectáculo.


OBRAS PRINCIPALES

Obra narrativa: La Arcadia, El peregrino en su patria, Los pastores de  Belén, La Dorotea

Obra épica: Isidro, La hermosura de Angélica, Jerusalén conquistada,  La dragontea

Obra lírica: Rima, Rimas Humanas y divinas del licenciado Tomé de Burguillos, Rimas Sacras, La Filomena

Obra dramática: El perro del hortelano, El último godo, El bastardo Mudarra, El mejor alcalde, La Estrella de Sevilla, Fuenteovejuna, Peribáñez y el comendador de Ocaña, La hermosa fea

CALDERÓN DE LA BARCA

ACTIVIDAD 3

Pedro Calderón de la Barca (Madrid, 1600-id., 1681) Dramaturgo español. Educado en un colegio jesuita de Madrid, estudió en las universidades de Alcalá y Salamanca. En 1620 abandonó los estudios religiosos y tres años más tarde se dio a conocer como dramaturgo con su primera comedia, Amor, honor y poder. Como todo joven instruido de su época, viajó por Italia y Flandes y, desde 1625, proveyó a la corte de un extenso repertorio dramático entre el que figuran sus mejores obras. Tras granjearse un sólido prestigio en el Palacio Real, en 1635 escribió El mayor encanto, el amor, para la inauguración del teatro del palacio del Buen Retiro.











Calderón de la Barca


Nombrado caballero de la Orden de Santiago por el rey, se distinguió como soldado en el sitio de Fuenterrabía (1638) y en la guerra de Cataluña (1640). Ordenado sacerdote en 1651, poco tiempo después fue nombrado capellán de Reyes Nuevos de Toledo. Por entonces ya era el dramaturgo de más éxito de la corte. En 1663, el rey lo designó capellán de honor, por lo que se trasladó definitivamente a Madrid.

Según el recuento que él mismo hizo el año de su muerte, su producción consta de ciento diez comedias y ochenta autos sacramentales, loas, entremeses y otras obras menores. Como todo coetáneo suyo, Calderón no podía por menos que partir de las pautas dramáticas establecidas por Lope de Vega. Pero su obra, ya plenamente barroca, tal vez alcance mayor grado de perfección técnica y formal que la de Lope. De estilo más sobrio, Calderón pone en juego menor número de personajes y los centra en torno al protagonista, de manera que la obra tiene un centro de gravedad claro, un eje en torno al cual giran todos los elementos secundarios, lo que refuerza la intensidad dramática.

A. Valbuena ha señalado que en su estilo cabe distinguir dos registros. El primero consiste en reordenar y condensar lo que en Lope aparece de manera difusa y caótica y en estilizar las notas de su realismo costumbrista. Así, reelabora temas originales de Lope en varias de sus obras maestras.

En ellas aparece una rica galería de personajes representativos de su tiempo y de su condición social, todos los cuales tienen en común un tema del siglo: el honor, el patrimonio del alma enfrentado a la justicia de los hombres, caso de El alcalde de Zalamea, o las pasiones amorosas que ciegan el alma, cuestión que aborda en El mayor monstruo, los celos o en El médico de su honra.

Pero no es ése, desde luego, el principal motivo de su obra. En su segundo registro, el dramaturgo inventa, más allá del repertorio caballeresco, una forma poético-simbólica desconocida antes de él y que configura un teatro esencialmente lírico, cuyos personajes se elevan hacia lo simbólico y lo espiritual. Calderón destaca sobre todo como creador de esos personajes barrocos, íntimamente desequilibrados por una pasión trágica, que aparecen en El mágico prodigioso o La devoción de la cruz. Su personaje más universal es el desgarrado Segismundo de La vida es sueño, considerada como la cumbre del teatro calderoniano.

Esta obra, paradigma del género de comedias filosóficas, recoge y dramatiza las cuestiones más trascendentales de su época: el poder de la voluntad frente al destino, el escepticismo ante las apariencias sensibles, la precariedad de la existencia, considerada como un simple sueño y, en fin, la consoladora idea de que, incluso en sueños, se puede todavía hacer el bien.

En este segundo registro, lleva a su perfección el llamado auto sacramental, pieza alegórica en un acto de tema eucarístico destinada a representarse el día del Corpus. Por mencionar sólo algunos, citaremos El gran teatro del mundo o La cena del rey Baltasar.

Con él adquirieron así mismo especial relevancia la escenografía -lo que él llamaba «maneras de apariencia»- y la música. La carpintería teatral se convirtió en un elemento clave en la composición de sus obras y el concepto de escena se vio revalorizado de una manera general, en la línea del teatro barroco. En cuanto a su lenguaje, se puede considerar que es la culminación teatral del culteranismo. Su riqueza expresiva y sus complejas metáforas provienen de un cierto conceptismo intelectual, acorde con el temperamento meditabundo propio de sus personajes de ficción.

Citamos aquí las obras mayores principales:


1623. Amor, honor y poder. Drama
1627. La cisma de Inglaterra. Drama
1629. Casa con dos puertas, mala es de guardar. Comedia.
1629. La dama duende. Comedia.
1629. El príncipe constante. Drama.
1632. La banda y la flor. Drama.
1634. La devoción de la cruz. Drama.
1636. A secreto agravio, secreta venganza. Drama.
1636. La vida es sueño. Drama.
1637. El mágico prodigioso. Drama.
1637. El mayor monstruo del mundo. Drama.
1637. El médico de su honra. Drama.
1640. Los dos amantes del cielo. Drama.
1650. El pintor de su deshonra. Drama.
1651. El alcalde de Zalamea. Drama.
1653. La hija del aire. Drama.
1657. Guárdate del agua mansa. Comedia.
1661. Eco y Narciso. Drama.

LOS CORRALES DE COMEDIAS

ACTIVIDAD 2

TEATRO EN EL SIGLO XVII
En la España del siglo de oro el teatro fue una de las principales diversiones. Las obras se representaban en los llamados corrales de comedias, a menudo en patios interiores de una manzana de casas cubiertos por un toldo.
Las representaciones solían empezar a las dos de la tarde en invierno y a las 3 o las 4 en verano, duraban entre 2horas y media y 3, pero tenían que concluir por razones morales y de orden público antes del anochecer. El escenario solía ser sencillo, contaba con un telón decorado  con paneles para decorar la escena, contaba también con una o varias trampas de transformaciones por las que un actor aparecía por sorpresa ante el público. Este disfrutaba con las comedias de capa y espada, con damas virtuosas, galanes embozados y criados chismosos, no podían faltar tampoco los duelos de espada.
El teatro se llenaba mucho antes de la hora de comienzo, un miembro de la compañía cobraba una entrada general  en la puerta y otros cobraban el importe de las localidades del asiento. Frente al escenario se hallaba una fila de bancos de iglesia quedando el resto del patio para las localidades de pie de los llamados mosqueteros, la gente común. En medio solía haber un pozo y a veces unas letrinas dónde los acomodadores vendían en verano agua, fruta y frutos secos.
Desde mediados de la década de 1580, las mujeres debían ocupar un corredor especial, llamado cazuela, las damas de la nobleza sin embargo podían acceder a los aposentos o habitaciones desde donde contemplaban la función desde unas rejas. Las localidades de asientos  de los corredores superiores solían ser ocupadas por regidores, altos oficiales, nobles y eclesiásticos.
Los corrales se cerraban los miércoles de ceniza, y se abrían después de Pascua. La representación teatral fue al principio un ingrediente más del día de fiesta, pero si tenía éxito se extendía los días laborables, martes y jueves al comienzo, hasta llegar a la representación diaria.
El público era el que con sus aplausos o sus silbidos determinaban el éxito o fracaso de una comedia.
Los primeros corrales permanentes fueron los de Sevilla, Toledo y Valencia.
En Madrid existieron el de la Cruz, inaugurado en 1579 y el del Príncipe (1582), que vinieron a sustituir a otros improvisados como el de la Pacheca; en Sevilla el de la Huerta de Doña Elvira, el de las Ataranzas, el de don Juan… Así fueron proliferando por casi todas las ciudades.
Una de las instalaciones más antiguas conservadas (de modo parcial) es el Corral de Comedias de Alcalá, y el único completo es el de Almagro, donde anualmente se celebra el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro.


PARTES DEL CORRAL DE COMEDIAS
 -El escenario
 Disponía de cortinas en su fondo que ocultaban uno o dos corredores altos y los vestuarios.  La ausencia de telón condicionó la representación: había que recurrir a otros procedimientos para avisar a la audiencia de que comenzaba la representación: ruido inicial, música...
El escenario presentaba tres niveles utilizables durante la representación:
* La balconada: Situada al fondo del escenario a ella se  asomaban personajes que simulaban estar en el balcón de una casa.
* El tablao: En el que se desarrollaba normalmente la acción.
*El foso: Del que salían, a través de escotillones o trampillas, los actores que representaban a alguna criatura infernal. Además servía de vestuario de los actores.

LAS LOCALIDADES DEL PÚBLICO
-Los aposentos
 Eran las habitaciones de las casas  que daban al patio y estaban destinadas a las gentes principales.
-Los balcones
Se alquilaban también para poder asistir al espectáculo desde ellos.
-Los desvanes y las tertulias
Eran los aposentos en el piso más alto, situados inmediatamente debajo del tejado.
 Estos aposentos eran muy pequeños y estaban reservados muchas veces a los nobles y a la tertulia literaria de  los religiosos.
-Las celosías
Los personajes nobles podían ver la comedia sin ser vistos a través de celosías.
-El palco real
 Algunos reyes de la época asistían regularmente al teatro y el palco real estaba situado sobre las cazuelas y frente al escenario
-Patio Central
Dedicado al público más modesto que se situaba en las distintas partes del patio y veía el espectáculo de pie o sentado según su condición.
 Allí se situaban los mosqueteros, que, con sus capas y espadas y sus silbidos o aplausos levantaban o hundían la comedia.
-La media luna
A veces había inmediatamente al lado del escenario un lugar separado del resto del patio, llamado media luna, donde se sentaban más espectadores.
-Las lunetas
 Eran los bancos de madera colocados cerca del escenario es los que se solían sentar los hombres mayores.
-Las gradas
 Se levantaban a los lados del patio, y en ellas se situaban las familias.
-La Cazuela
 Frente al escenario se construyó una especie de palco de mujeres llamado la cazuela, en el que se sentaban las mujeres del pueblo, quienes accedían al local por una puerta especial o por las casas vecinas, para no encontrarse con los hombres.
Como las damas y los galanes estaban separados se comunicaban con el abanico de la mujer y cada posición del abanico tenía su significado propio.
-La Alojería
 Estaba cerca de la cazuela, era el lugar en donde el público compraba comida y bebida.  Los vendían una bebida hecha de agua, miel y hierbas aromáticas que, a veces se mezclaba con vino.

PERSONAJES DEL CORRAL
Apretador: se ocupaba de hacer sitio a las recién llegadas en la cazuela
Los alguaciles de comedias: se ocupaban de mantener el orden
El apuntador: situado cerca del escenario ayudaba a los actores cuando se perdían durante la recitación
El alcalde: Presidia la representación inicialmente desde unas gradas situadas en el escenario

ACTORES DE LA REPRESENTACIÓN
Las compañías reales o de título estaban formadas por unas 20 personas, incluyendo el apuntador y el cobrador.
El jefe era el autor y los actores tenían asignados los papeles que representaban: galán, dama, barba, gracioso, vejete, música…
Las compañías de teatro tenían unas dos semanas para aprender y ensayar una obra teatral
En España, las mujeres tenían permitido actuar aunque debían estar casadas. Algunas llegaron a ser muy famosas como María Calderón, Marina de Borja o Micaela Luján.

PARTES DEL ESPECTÁCULO
Prólogo en verso alabando la obra.
Primer acto o jornada- Entremés- Segundo acto-Entremés, baile o jácara-Tercer acto-Baile o entremés-Mojiganga o fin de fiesta
Entremeses: obras cómicas para mantener entretenidos a los espectadores